Thursday, March 11, 2010

Sin título

Es como la ansiedad de los dedos, como si se pensara que todo lo que tenemos para escribir alguien más querría leerlo. Un simple desahogo? Segundas intenciones? Conozco personas con blogs secretos, como diarios a voces, como secretos publicados en Internet o pensamientos clandestinos, como para que la persona adecuada, en el momento preciso, y en el estado de ánimo idóneo capte el mensaje enredado de un momento voluble que ni el autor recuerda, o para que simplemente nadie lo haga, nunca. Me gusta Benedetti, Becquer y Neruda, me gusta la poesía pura que llora ante la prosa como ésta. Supongo que me gustaban más los tiempos de los diarios bajo el colchón, donde el único jurado de los vaivenes emocionales era uno mismo. Quémalo cuando muera, dijo Kafka. Quémen mi blog cuando muera.

Thursday, March 04, 2010

otro grande, de mario benedetti

Los formales y el frío

Quién iba a prever que el amor ese informal
se dedicara a ellos tan formales
mientras almorzaban por primera vez
ella muy lenta y él no tanto
y hablaban con sospechosa objetividad
de grandes temas en dos volúmenes
su sonrisa la de ella
era como un augurio o una fábula
su mirada la de él tomaba nota
de cómo eran sus ojos los de ella
pero sus palabras las de él
no se enteraban de esa dulce encuesta
como siempre o como casi siempre
la política condujo a la cultura
así que por la noche concurrieron al teatro
sin tocarse una uña o un ojal
ni siquiera una hebilla o una manga
y como a la salida hacía bastante frío
y ella no tenía medias
sólo sandalias por las que asomaban
unos dedos muy blancos e indefensos
fue preciso meterse en un boliche
y ya que el mozo demoraba tanto
ellos optaron por la confidencia
extra seca y sin hielo por favor
cuando llegaron a su casa la de ella
ya el frío estaba en sus labios los de él
de modo que ella fábula y augurio
le dio refugio y café instantáneos
una hora apenas de biografía y nostalgias
hasta que al fin sobrevino un silencio
como se sabe en estos casos es bravo
decir algo que realmente no sobre
él probó sólo faltaba que me quede a dormir
y ella probó porqué no te quedás
y él no me lo digas dos veces
y ella bueno porqué no te quedás
de manera que él se quedó en principio
a besar sin usura sus pies fríos los de ella
después ella besó sus labios los de él
que a esa altura ya no estaban tan fríos
y sucesivamente así
mientras los grandes temas
dormían el sueño que ellos no durmieron.