Aquel día me tomaste por sorpresa, no me dejaste ni cerrar los ojos. No podría haber sabido que allí, en ese momento, hablarías tan fuerte, tan fuerte y sin palabras. Tan tenue y sutil dirías tú, pero no tus ojos.
Tu mirada me contó
lo que nunca pudiste decirme.
Me demostraste, no me dijiste
lo que pasa por tu mente.
Nunca supiste, sino de frente
expresarme lo sientes, lo que quieres.
Y yo soy débil, pero fuerte
contigo especialmente.
Nunca quise involucrarte. No tanto, al menos, de veras, en serio. Y tu mente, tan temida, que me hala, que me enreda.. no me sueltas un momento.
1 comment:
es interesante eso de demostrar lo que tenemos en mente, pues las palabras se las lleva el viento sin avisar, los actos kedan grabados en la piel,so, buen punto :P
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