Wednesday, March 25, 2009

Realidades Ajenas

Mentiría si dijera que no supe el momento exacto en el que no pude volver atrás. Todo empezó al yo creerme que todo estaba bajo control.
–En cualquier momento lo detengo, en cualquier momento salgo, en cualquier momento me alejo, dije yo.
Pero no, hubo un error de cálculo.
No te tomé a ti en cuenta.
No calculé tus encantos, no preví tu dulzura, el efecto que tendría tu mirada en mí.
No vi tus redes deslizándose en mi dirección, viniendo por la espalda.
Me hechizaste y jugaste mi propio juego.
Aposté por mí y lo perdí todo.
Luego sólo podía ver a través de tus ojos negros, sólo podía hablar a través de tu boca.
El precio de tenerte fue más alto de lo que pensé, tuve que perderme a mi misma.

Mentiría si dijera que le entregaría al amor mi esencia,
y en ése momento supe que tendría que entregarte a ti al amor.
Porque así es el amor, tiene precio. Y no cualquier precio. En este caso, considérame, no carente de recursos, si no incapaz de pagarlos. Al arrancarte de mi vida, me despojé de los accidentes que turbaban mi esencia. Y es que Aristóteles sabía de lo que hablaba. Accidente no hace ser. Y tu, amor, no me dejaste ser.
Quizás fue culpa mía
(probablemente lo fué)
y cóbrame como quieras las heridas que te causé.

Siempre conservarás un pedazo de mi, aquel que cambiaste y que ahora te pertence. Del cual posees derecho de autor.

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