Thursday, May 27, 2010

Noches demasiado cortas

Alana estaba en el hueso, sus ojos hundidos y ella con el ánimo que subía y bajaba con la frecuencia en que sus pesares y alegrías antojaban. Las calles de su mundo parecían una hoja cuadriculada, de esas de geometría, y en todas las esquinas, de tantas esquinas, su cara, la de él, la miraba.
Si le preguntabas por qué andaba como si la aplastara el tiempo, te decía
Es que mis días son demasiado largos, y mis noches demasiado cortas.

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